México.- ¿Realmente recibir entre 2 mil 600 y 3 mil 800 pesos al mes empodera a los ciudadanos más pobres del país, o los ancla a la dependencia política del partido oficial morenista?
Esto viene a colación porque la narrativa empleada por Andrés Manuel López Obrador está enfocada en que la gente logre distinguir que sus programas de bienestar social empoderan a los más pobres del país, a diferencia de “las dádivas” que daban los gobiernos del pasado.
Esta es narrativa oficialista a la que hacen eco y repiten sin cesar todas y todos los candidatos morenista de Guerrero.
La campaña electoral de 2021 en Guerrero, está enfocada en que los ciudadanos le crean al presidente y a todos sus candidatos morenistas en que ellos no dan “dádivas” sino que “empoderan”.
Yo le creería a Andrés Manuel ciegamente su narrativa de la diferencia, entre dádivas y empoderamiento, si en su gobierno, sus allegados y sus candidatos, no existiera ningún acto de corrupción, de mentira y de traición.
Le creería de que la mafia del poder y la corrupción del PRI acabó con México y de que con él eso ya no sucede…
Le creería si el hijo de Bartlet no hubiera vendido a sobreprecio los ventiladores covid.
Le creería su narrativa de que se acabó el influyentismo, si el hermano de Zoé Robledo no fuera proveedor del IMSS.
Le creería su discurso de que se acabó el nepotismo, si la hermana y primas de la secretaria del Trabajo no trabajaran en el gobierno federal.
Le creería su discurso de que se acabó la corrupción si no manejaran en efectivo el pago a los Servidores de la Nación.
Le creería ciegamente a Andrés Manuel que se acabaron los familiares en la política, si su cuñada y hermano no fueran candidatos en Tabasco.
Le crería totalmente a AMLO de que todo en él es trasparente, si su hermano Pío nunca hubiera recibido dinero en efectivo en una bolsa de papel y no hubiera interpuesto un amparo para no informar y transparentar el destino de ese dinero.
También le creería su defensa por la justicia, si en lugar de defender a Félix l Salgado, le hubiera pedido que se presentara ante la Fiscalía General de Guerrero para enfrentar las acusaciones de violación, pues según su máxima “el que nada debe nada teme”.
Le creería su pureza política, si no hubiera avalado el nepotismo en la candidatura de Evelyn Salgado. y no estuviera interviniendo abiertamente en el proceso electoral 2021 a favor de su partido y candidatos impresentables.
Le creería si todas estas prácticas que fueron comunes en el PRI, PRD y la mafia del poder que según él destruyó al país, no las siguieran practicando las gentes de su gobierno y de su partido.
Ahora México se encamina a la segunda etapa de su destrucción pero desde el totalitarismo y la pérdida cada vez más de sus libertades.
Y no, no es como dicen los neoperredistas-morenistas, que nos sintamos más cómodos desde la crítica no avalando todas sus arbitrariedades e incongruencias; es solamente el desengaño tan abrupto de saber que en fondo, Andrés Manuel y su manada de la 4t, nos engañaron vilmente, jugaron con nuestros sentimientos y aun más, nos hicieron sentir culpables por no encajar en su sabana de la nueva moral pública del país.
Una sábana que resultó ser la misma, solo la voltearon del lado izquierdo.
Y tampoco se trata como piensan algunos de que hemos quemado nuestro último cartucho con Morena y que debemos votar por ese partido porque es el menos peor.
Tampoco se trata de volver a crear nuevos partidos políticos (el mejor ejemplo de que eso es la falacia que es Morena); se trata de exigir una transformación profunda de los hombre y mujeres que se dedican a la política o de mandar a la chingada a todos los candidatos que se pasen de lanza; de tener la dignidad suficiente para no ser cooptados por 3 mil 800 mensuales que no cambian la vida de nadie pero sí los convierte en votos del miedo.