Tabasco.- En este miércoles caluroso, Plaza de Armas de Villahermosa fue tomada por tres protestas: trabajadores despedidos de Covid estatal que solicitan la intervención de diputados para integrarse al Insabi; extrabajadores estatales y municipales exigiendo el cumplimiento de pago de laudos y habitantes de comunidades originarias de Nacajuca, que por tener inundadas sus tierras, amenazan con convertirse en “rateros”.
A las 9:45, un trabajador de Covid estatal, fue a reunirse con los manifestantes de Nacajuca que se estaban reagrupando bajo la sombra de la arboleda, para proponer una alianza, una demanda conjunta, “porque divididos no nos hacen caso”.
Frente a la cámara de diputados, el grupo de trabajadores administrativos, mantenimiento, médicos, enfermeras, radiólogos, de enfermería, intendencia, y personal que estuvo en Sedena, atendiendo “en primera línea” a los contagiados por Covid-19, demandaron la basificación.
“Queremos empleo, que sean cumplidas las palabras que repite López Obrador en La Mañanera, “todos los trabajadores contra el Covid tienen asegurado su empleo”.
Uno de los manifestantes dijo que sus superiores suspendieron los contratos a 600 trabajadores con fecha de 31 de marzo, y que están enterados de que en junio y julio será despedido el resto. “Nos dijeron que el recorte es por falta de presupuesto”, dijo.
Por segunda ocasión, los cerca de 300 extrabajadores estatales y municipales, que reclaman la liquidación de 32 laudos ocuparon con sus mantas y lonas el ancho de Plaza de Armas.
“Desde 1998 pedimos la intervención de los gobernadores para que nos cumplan la demanda laboral cuyos laudos nos son favorables”, dijo el abogado Rafful Terán Sánchez.
Indicó que ya se han reunido con personal de la Secretaría de Gobierno, la Junta Estatal de Caminos y de la Central de Maquinaria, lo mismo que venían haciéndolo con los alcaldes salientes, pero no han tenido una solución.
Y a las 10 horas, el grupo de Nacajuca dejó la sombra y avanzó hasta el frente de Palacio Nacional.
Este día, el grupo fue más numeroso que el que vino el uno de marzo, más numeroso y más decidido. A las 10 horas, frente a Palacio de Gobierno, señalando que en caso de que no obtuvieran respuesta a la demanda de 10 comunidades, se quedaban en plantón permanente.
“Las puertas de Palacio de Gobierno deben estar abiertas para atender al pueblo, solo los rateros cierran la puerta de su casa”, gritó alguien del grupo de las comunidades yokot’an de Nacajuca, que al término de un mes volvieron a Plaza de Armas en demanda de que el gobierno estatal le dé solución a la recomendación 61/207 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, CNDH.
En nombre de los afectados por las aguas que cubren sus tierras, José del Carmen de la Cruz Benito, dijo que esta demanda no es improvisada, que ya lleva 14 años, y que el mismo presidente López Obrador les dijo que hicieran la gestión ante el Gobernador y el director de Pemex, Octavio Romero Oropeza.
-El director de Pemex no contesta las llamadas telefónicas y el Gobernador no nos ha atendido directamente –intervino Mateo, de la comunidad de Tecoluta, primera sección.
De la Cruz Benito recalcó que al inundar a sus tierras, les han quitado el derecho al trabajo, y demandó que quiten la represa de El Macayo, que evita la inundación de Villahermosa, pero daña a las tierras de Nacajuca: ¿Acaso nosotros no somos humanos?
-¿De qué viven…? –preguntó un reportero
-¡Nos están obligando a ser rateros!, respondieron de un extremo del grupo.