Buenos Aires, (EFE).- El alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, anunció este jueves que el 17 de febrero próximo la capital de Argentina comenzará las clases “con la mayor presencialidad posible”, tras un 2020 en que la educación se impartió la mayor parte del tiempo en forma virtual.
“Hoy las condiciones sanitarias de la ciudad de Buenos Aires nos permite proyectar el inicio de clases el 17 de febrero. El objetivo es que todos los chicos vayan todos los días a la escuela, con la mayor presencialidad posible”, dijo Larreta en una conferencia de prensa.
Buenos Aires, que está gobernada por la oposición política al presidente Alberto Fernández, estuvo en el foco de atención pública por tratar de volver a la educación presencial y hacia octubre de 2020 comenzó “instancias de presencialidad” y luego abrió escuelas de verano.
En Argentina se debate más fuertemente en los últimos meses sobre la necesidad de la vuelta a clases presenciales durante la pandemia de la covid-19, debido al daño en la psiquis, la salud mental y la socialización de los estudiantes.
En tanto, la provincia de Buenos Aires, gobernada por el oficialista Axel Kicillof, declaró el miércoles que prevé que el ciclo lectivo de este año se realice con una “presencialidad combinada”.
Pero son los sindicatos docentes los que todavía muestran resistencias al plan porteño debido a la posibilidad de contagios y porque las condiciones físicas de las escuelas no pueden garantizar el distanciamiento y la ventilación (menos del 20 % de los edificios, según el Gobierno capitalino).
“Las aulas abiertas no son sinónimo de propagación del virus”, afirmó este jueves la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, en la conferencia de prensa.
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Y pidió “flexibilidad” para cumplir con la regla de “que las clases sea lo primero en abrir y lo último en cerrarse si las condiciones epidemiológicas cambian”.
Acuña anunció que el 17 de febrero todos los estudiantes empezaran el ciclo lectivo de forma presencial en los jardines maternales, el nivel inicial, el primer ciclo de la primaria (primer, segundo y tercer grado) y el primer ciclo de la secundaria (el primer y segundo año).
Tres días hábiles después, comenzará el resto de los grados de primaria. Y el 1 de marzo, el resto de los años de secundaria.
“Queremos alcanzar la máxima presencialidad”, dijo Acuña, “que todos los chicos todos los días puedan ir a al escuela al menos una jornada simple”. La jornada simple es de unas cuatro horas en la primaria.
Para ello habrá dos criterios de organización: el distanciamiento y la ventilación. A diferencia del año pasado, este año “la burbuja es el grado”, no importa como se organicen los distintos espacios o un grupo se separe en la escuela. Y los docentes pueden compartir y rotar por distintos grupos.
El plan es que en esas dos semanas de febrero los docentes hagan un diagnóstico de la situación de los chicos y puedan planificar el año educativo articulando los contenidos de 2020 con los de 2021.
“Las aulas cerradas nos demostraron que no podemos garantizar igualdad de oportunidades”, dijo Acuña, ya que cuatro de cada diez estudiantes hubieran repetido la secundaria en un año normal y en el nivel primario se duplicó la cantidad de chicos que no pudieron promocionar sin la forma acompañada.
El plan se complementa con un programa de testeos masivos a los docentes antes del inicio de las actividades y con una frecuencia quincenal. Y se declarará prioridad a los estudiantes y docentes en el transporte público (35 %-40 % del total) en los horarios de escuela y se incentivará el uso de la bicicleta y la caminata.
El anuncio de las autoridades porteñas generó el inmediato rechazo por parte del sindicalismo.
Acuña había dicho que estaba dialogando con los sindicatos. Luego, en declaraciones a Radio Mitre, diferenció las motivaciones de los 17 sindicatos de la ciudad: “La mayoría está trabajando por la vuelta y pelea por medidas más seguras” de cuidado, “pero algunos sindicatos hacen política partidaria”.
