Colombia, AP.– Los votantes en Colombia elegirán este domingo entre un exrebelde y un millonario impredecible cuando voten en una segunda vuelta presidencial que promete remodelar el país después de una elección de primera vuelta que castigó a la clase política.
Las encuestas muestran al izquierdista Gustavo Petro y al forastero Rodolfo Hernández —ambos exalcaldes— prácticamente empatados desde que superaron a otros cuatro candidatos en las elecciones iniciales del 29 de mayo en las que ninguno recibió suficientes votos para ganar por completo, lo que obligó a la segunda vuelta. Alrededor de 39 millones de personas son elegibles para votar el domingo, pero el abstencionismo ha estado por encima del 40% en todas las elecciones presidenciales desde 1990.
Los colombianos están votando en medio del descontento generalizado por el aumento de la desigualdad, la inflación y la violencia. El descontento con las condiciones del país es tal que en la primera vuelta los votantes dieron la espalda a los políticos centristas y derechistas de larga data y eligieron a dos outsiders.
Petro, un senador de 62 años, está en su tercera campaña presidencial. Una victoria de Petro pondría fin a la prolongada marginación de la izquierda por parte de los votantes debido a su asociación percibida con el conflicto armado de la nación. Petro fue una vez un rebelde del ahora desaparecido movimiento M-19 y se le concedió amnistía después de ser encarcelado por su participación en el grupo.
Ha propuesto reformas ambiciosas de pensiones, impuestos, salud y agricultura y cambios en la forma en que Colombia lucha contra los cárteles de la droga y otros grupos armados. Obtuvo el 40% de los votos en las elecciones del mes pasado y Hernández el 28%, pero la diferencia se redujo rápidamente cuando Hernández comenzó a cosechar los llamados votos antipetristas.
Petro podría convertirse en la última victoria política de izquierda en América Latina alimentada por el deseo de cambio de los votantes. Chile, Perú y Honduras eligieron presidentes de izquierda en 2021, y en Brasil, el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva lidera las encuestas para la elección presidencial de este año.
En tanto, Hernández, de 77 años, quien hizo su fortuna en bienes raíces, no está afiliado a ningún partido político importante y ha rechazado las alianzas. Su austera campaña, realizada principalmente en TikTok y otras plataformas de redes sociales, fue autofinanciada.
Sus propuestas se basan en la lucha contra la corrupción, a la que culpa de la pobreza y la pérdida de recursos del Estado que podrían destinarse a programas sociales. Quiere reducir el tamaño del gobierno eliminando varias embajadas y oficinas presidenciales, convirtiendo el palacio presidencial en un museo y reduciendo el uso de la flota de aviones del presidente.
Hernández resurgió al final de la campaña de la primera ronda, superando a los candidatos más convencionales y sorprendió a muchos cuando terminó segundo. Se ha enfrentado a controversias, como decir que admiraba a Adolf Hitler y luego disculparse diciendo que se refería a Albert Einstein.
Silvia Otero Bahamón, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad del Rosario, dijo que aunque ambos candidatos son populistas que “tienen una ideología basada en la división entre la élite corrupta y el pueblo”, cada uno ve su lucha contra el establishment de manera diferente.
“Petro se relaciona con los pobres, las minorías étnicas y culturales de las regiones más periféricas de la nación, quienes finalmente son tomados en cuenta e invitados a participar de la democracia”, dijo Otero. Si bien los partidarios de Hernández son “más etéreos, son las personas que han sido defraudadas por la politiquería y la corrupción. Es una comunidad más suelta, a la que el candidato llega directamente a través de las redes sociales”.
Las encuestas muestran que la gran mayoría de los colombianos cree que el país va en la dirección equivocada y desaprueba al presidente Iván Duque, quien no fue elegible para buscar la reelección. La pandemia retrasó los esfuerzos contra la pobreza del país en al menos una década. Las cifras oficiales muestran que el 39% de los colombianos vivían con menos de $89 al mes el año pasado, una ligera mejora con respecto al 42,5% en 2020.
El cambio que se avecina lejos de la política presidencial tradicional ha despertado temores en algunos en este país conservador, en su mayoría católico romano. Muchos basan su decisión en lo que no quieren, en lugar de lo que sí quieren.
“Mucha gente dijo ‘no me importa quién esté en contra de Petro, voy a votar por quien represente al otro candidato, sin importar quién sea esa persona’”, dijo Silvana Amaya, analista senior de la firma Control Risks. . “Eso también funciona al revés. Rodolfo ha sido retratado como ese viejo loco, genio de la comunicación y carácter extravagante del que algunos dicen: ‘No me importa por quién tengo que votar, pero no quiero que sea mi presidente’”.
Ambos hombres tendrán dificultades para cumplir sus promesas ya que ninguno tiene una mayoría en el Congreso, lo cual es clave para llevar a cabo las reformas.