Uno de las pinturas que más me gusta, tal vez por la cantidad de emociones que me provoca y las tantas interpretaciones que puedo imaginar, es Eine Kleine Nachtmusik de Dorothea Tanning (1910-2012).
La obra fue pintada en 1943, cuando Dorothea ya estaba relacionada con uno de los surrealistas más connotados del siglo XX: Max Ernst.
En el título lleva el nombre de una de las serenatas más conocidas de Mozart -La Serenata n.º 13 para cuerdas en sol mayor (G), más conocida como Eine kleine Nachtmusik (Una pequeña tonada nocturna)-, y pertenece al Tate Modern Museum de Londres.
Hace poco hablamos de Gala Dalí, quien tuvo una relación intermitente con Max Ernst y fueron compañeros de viaje en aquella mítica visita a la Costa Brava, donde conocería a Dalí.
Al igual que Gala y otras de las muchas mujeres que estuvieron relacionadas con Ernst, Dorothea también tuvo que esforzarse para salir de debajo de la apabullante sombra del surrealista mayor, quien sin proponérselo, opacaba su talento y su trayectoria.
A pesar de que Dorothea no era del todo una desconocida para el mundo del arte y muchas de sus obras pertenecen a importantes museos, la primera retrospectiva de su obra no se hizo sino hasta el año 2017.
Esta gran muestra incluyó 150 obras, la mayoría inscritas en el surrealismo y fueron pintadas entre 1930 y 1997, algunas de las cuales no eran conocidas por el público debido pertenecen a colecciones privadas, pero otras llegaron de instituciones como Centro Pompidou de París, la Tate Modern de Londres o el Museo de Arte de Filadelfia, gracias a la gestión de la comisaria Alyce Mahon.

Su autorretrato Birthday –Cumpleaños- de1942, representa un punto de quiebre en su vida. Max Ernst tituló la pintura cuando la vio en el estudio de Tanning y la eligió para la histórica exposición que estaba organizando quien por ese entonces era su esposa, la mecenas y coleccionista de arte Peggy Guggenheim.
La exposición llamada “The exhibition by 31 Women”, de 1943, se montó en Art of the Century Gallery de Nueva York y durante un mes se pudo ver la que sería la primera gran exposición conformada, exclusivamente, por la obra de mujeres artistas.
La motivación de Guggenheim para conjuntar sólo a mujeres obedeció a su preocupación latente de que la obra de las éstas estaba quedando opacada por el trabajo de los exponentes masculinos. Medios y críticos habían ido relegando a las mujeres y a su obra, a un papel menor.
Por otro lado, Birthday supuso también el primer contacto con Ernst, con quien más adelante se casaría, una vez que éste abandonara a la archi famosa mecenas y coleccionista. Simultáneamente, fue la obra con la que se convirtió, ante los ojos del mundillo del arte, en una artista surrealista.
Tanning fue una artista muy completa. Además de la pintura, diseñó vestuario para danza y teatro, hizo publicidad para grandes almacenes, se dedicó con gran éxito a la escultura, escribió y publicó novelas y poemas.

No me gustan las comparaciones, pero a veces son inevitables. El perfil multidisciplinario de Tanning recuerda el de otra mujer relacionada directamente con Max: la gran Leonora Carrington, quien también incursionó en otras disciplinas artísticas con bastante éxito y hacia el final de su vida, se dedicó a la escultura y creó algunos personajes inolvidables.
La historia de amor de Max Ernst y Leonora estuvo salpicada por la tragedia. Se conocieron en una cena en Londres en 1937. Ella tenía veinte años y él tenía cuarenta y seis y estaba casado por segunda vez. Inmediatamente comenzaron una relación que sería condenada por casi todos los cercanos. Se mudaron juntos a París donde vivieron el momento más idílico de su relación. Max la presentó a los surrealistas y le apodaron: “La Novia del Viento”.
André Bretón, padre del surrealismo, quedó fascinado e intrigado con el arte de Leonora. Poco después se mudaron a la aldea de Saint-Martin cerca de Aviñón, Francia. En este tiempo todo era perfecto. Max y ella experimentaron con la escultura, la pintura. Él la impulsaba y le enseñaba nuevas técnicas como el frottage y juntos experimentaban con el collage. Ella escribía sin cesar cuentos, novelas cortas y Max los ilustraba con collages. Disfrutaban de la vida y los amigos.
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, empieza una etapa aciaga para ellos. Max es perseguido por los nazis y, a pesar de ser alemán, es declarado enemigo extranjero y es capturado y encarcelado.
Leonora viaja a España y Portugal para ayudar a liberar a Max, pero sólo consigue que su familia la enclaustre en una institución mental. Impelidos por una fuerza mayor de la que deben escapar, Leonora se casa con el mexicano Renato Leduc y llega primero a Nueva York y finalmente a México.
“No sé cuánto tiempo permanecí atada y desnuda. Yací varios días y noches sobre mis propios excrementos, orina y sudor, torturada por los mosquitos, cuyas picaduras me pusieron un cuerpo horrible; creí que eran los espíritus de todos los españoles aplastados, que me echaban en cara mi internamiento, mi falta de inteligencia y mi sumisión”, escribió Leonora Carrington
Max, para salir de Europa y escapar de los campos de refugiados, también se cobija en una amiga: Peggy Guggenheim, la coleccionista neoyorquina famosa por ser mecenas de los más extravagantes artistas. (Visita el blog de la autora aquí: https://www.luciadeblock.com/)