Sin la presencia de ningún funcionario, y entre maltratos y desorden, fueron entregadas las primeras pantallas LCD a ancianos en el Centro Internacional Acapulco (CIA).
Ayer, el presidente Enrique Peña Nieto dijo que se trabaja a marchas forzadas para cumplir con la entrega de 9.7 millones de televisores digitales en el país, antes de que concluya el plazo constitucional para el apagón de la señal analógica, el próximo 31 de diciembre.
Desde las siete de la mañana, los cientos de beneficiarios hicieron fila bajo los rayos del Sol, y varios de los adultos mayores fueron atendidos por miembros de Protección Civil.
María Alma Reina Sandoval, una de las señoras que fue atendida por paramédicos, fue llevada a la sombra pues dijo sentirse “súper mal” afuera.
Cuando la fila – que se extendía desde las afueras del CIA hasta el estacionamiento techado del lugar – comenzaba a deshacerse, los asistentes de Sedesol amenazaban: “Fórmense, fórmense; no les vamos a dar nada si no se forman”.
No fue hasta las diez de la mañana que todos los ancianos lograron entrar al estacionamiento del CIA – y no al salón Teotihuacán, como se tenía contemplado -, pero aún ahí, pese a la sombra y las sillas, tuvieron que pasar penurias.
En el lugar no se permitía el acceso a la prensa, pero un señor que estaba formado dijo: “Pásate, pásate”.
Al ingresar, esta reportera pidió saber quién coordinaba la entrega, a fin de realizar una entrevista para conocer los avances hasta el momento.
Uno de los asistentes lo señaló; una vez con el coordinador, se le pidió la entrevista, pero dijo:
“¿Quién te dijo que era yo coordinador? Yo vengo a recoger también mi televisión”.
Al advertir quién lo había señalado, se dirigió al asistente y lo jaló del chaleco para alejarlo de ahí y regañarlo.
Adentro, los ancianos descansaban en sillas – la mayoría vacías a pesar de las filas de personas afuera – antes de acercarse a una de las mesas en donde se realizaba la entrega de las televisiones.
De un lado, paquetes con cientos de bolsas con agua permanecían cerrados. Nadie las entregaba. Las hieleras, a un lado, estaban vacías y llenas de agua templada.
Algunos beneficiarios, desesperados, preguntaban cuándo era su turno, pero los asistentes les gritaban para pedirles que tomaran asiento y no se movieran de su lugar.
A la señora Martha Herendira Hernández, en silla de ruedas, la separaron de su hija a quien le impidieron el acceso, y ya dentro la abandonaron a su suerte.
“Ella se quedó allá afuera, porque no la dejaron pasar, le dijeron que sólo yo entrara, ¿pero ahora cómo me voy?, no sé a dónde se encuentra ella por que se quedo afuera”, contó.
Una asistente de Sedesol se percató de la entrevista y la alejó de esta reportera.
– ¿Y cómo se llama su hija? – se le preguntó, siguiéndolas.
“Rubi”, respondió, una vez que la volvieron a abandonar.
– ¿Tiene algún número de teléfono, para llamarle?
“Sí, está aquí en mi celular. Debe decir ‘Rubi’, búscala”, dijo, mientras buscaba entre sus ropas.
Pero entonces, otro asistente, diciendo “A ver, yo lo voy a ir a dejar”, empujó la silla de ruedas hasta entregar a doña Martha con su hija.
Personal de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), dijo que la entrega de más de 111 mil televisores se realizaría hasta el 14 de diciembre y que hasta el momento no se tiene contemplado el cambio de sede.
Conforme las televisiones eran entregadas. Los adultos mayores, algunos acompañados de sus familiares, podían por fin regresar a sus hogares, con una nueva pantalla digital de 24 pulgadas.