Guerrero.- El exalcalde de Chilpancingo, el perredista Antonio Gaspar, aparte de ladrón es cínico, afirma que no le debe ni a Copel ni a Elektra, y en eso tiene razón, el dinero que se llevó por gobernar corruptamente la capital del estado y dejarla en quiebra total, le da para que no tenga deudas.
El exalcalde pagó 6 millones de pesos por uniformes corrientes de policía, sin control de calidad, sin licitación e inflando los precios de cada prenda. En un video que difundió, Gaspar acepta que el contrato fue por 6 millones de pesos, pagó 5, y quiere que el gobierno de Norma Otilia le pagué a la empresa con la que hizo negocio y le dio su parte, un millón de pesos que se le adeuda.
Toño Gaspar, como casi todos los políticos de Guerrero, acusan algún tipo de problema mental. La mayoría son incapaces de notar lo mal que están conductualmente. Son incapaces de practicar la autoconsciencia. Solo un estúpido o alguien que tenga borrada completamente la decencia puede decir: “Hay quienes a toda costa han tratado de desprestigiar lo que nosotros hicimos”. ¿Y saben qué fue lo que hizo Toño Gaspar en tres años de gobierno? Saquear las arcas municipales porque dejó sin un quinto el ayuntamiento y entregó deudas.
Pero Gaspar no es un caso único, la mayoría de los políticos de Guerrero son igual que él llegado su momento. Son sinvergüenzas y mentirosos, se ven como gente honrada y hasta exigen que se les trate con respeto. Incluso hay algunos que hasta creen pasar a la historia por los repulsivos y corruptos gobierno que hicieron.
“Tengo más de 30 años de vida pública y fama de ladrón no tengo, no tengo necesidad de hacerlo”, dice el perredista que todo Chilpancingo califica de ladrón y sinvergüenza, no porque se les ocurra, sino porque los hechos están a la vista. El gobierno municipal de Norma Otilia ha sido muy prudente, pero hace tiempo ya debieron haber presentado la demanda por daño al patrimonio público y demás acusaciones que se deriven.
El sinvergüenza exalcalde, no tiene empacho en salir a decir sandeces en un video de Facebook, donde asegura que está “muy feliz reinventándose”, es decir, está pasando de ladrón a cínico.
Gaspar quiere que la alcaldesa lo trate con respeto, porque según su retorcida mente, cuando Norma Otilia fue diputada, él la trató respeto. Este exalcalde, multiseñalado de corrupto, se queja de que se le trata mal porque se ventila públicamente, como debe ser, los fraudes que se cometieron en su administración, la corrupción y el hurto.
El exalcalde perredista pagó 6 millones de pesos a una empresa por uniformes de policía. La solo cantidad pagada a una empresa, a la que se contrató sin licitación, o falsificando esa licitación, obliga a una investigación. A ese precio por uniformes de policías, solo que sean de la marca Gucci. Lo mínimo que debió hacer Norma Otilia es dar vista a la Auditoría Superior de la Federación para que se investigara esa compra. Aquí el tema no es que no hayan sido entregados, sino el sobreprecio de esos uniformes.
Es absurdo que esos uniformes y “22 equipos para bomberos, adquiridos con una empresa calificada como la mejor en el país”, como afirma este sinvergüenza exalcalde, se hayan pagado por adelantado. Eso solo ocurre cuando hay un enorme interés económico de por medio. Cuando de ese pago se extraen los porcentajes para el alcalde y el secretario de finanzas y los demás operadores. Eso lo sabe todo el que ha estado en el gobierno. Pagar por adelantado es corrupción, como la que hizo Adela Román en Acapulco al pagar por adelantada la obra de la “Riviera la Sabana”, un desarrollo a un lado de un arroyo lleno de mierda y basura.
Toño Gaspar, o es un insensato o es un estúpido, es decir, alguien incapaz, dice que ahora sale a “defender mi dignidad mi honor y sobre todo la integridad de mi familia”. Es una vergüenza que un hombre le enseñe a sus hijos que ser sinvergüenza es un honor. Que ser mañoso es algo digno de aprenderse y defenderse. No tiene remedio su estulticia.