Guerrero. Opinión.– En Guerrero solo 263 mil 200 guerrerenses (7.3%), tienen los suficientes ingresos para satisfacer sus necesidades básicas, el resto de la población, más de 2 millones, viven en pobreza y pobreza extrema.
De acuerdo a los resultados 2020 del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en Guerrero, casi un millón de guerrerenses viven en pobreza extrema, 26.8% de la población, alrededor de 971 mil 400 personas; y en pobreza moderada (39.7%), cerca de 1 millón 440 mil 800 personas; estas cifras juntas significan que el 66.5% de los guerrerenses, 2 millones 412 mil 200 personas se encuentra en pobreza y pobreza extrema.
Las cifras de 2018, significan un aumento de 2.1 % con respecto a cifras de 2016 donde la pobreza representó el 64.4%, es decir, hay 97 mil 479 personas más pobres en Guerrero actualmente.
En consecuencia más de 2 millones de guerrerenses, tienen más de tres carencias sociales, por consiguiente no tienen ingresos suficientes para cubrir sus necesidades básicas de vida.
Ese porcentaje sólo es superado por los indicadores del estado de Chiapas, y es ligeramente superior al dato del mismo año, en el estado de Oaxaca.
Los indicadores de pobreza extrema empeoraron en Guerrero en los últimos 4 años. Tan solo de 2016 al 2018 la cifra se elevó 3.8 % como se aprecia en la siguiente tabla.
Año | Pobreza | Pobreza moderada | Pobreza extrema |
2016 | 64.4% | 41.2% | 23.0% |
2018 | 66.5% | 39.7% | 26.8% |
Por otro lado, solo 263 mil 200 guerrerenses (7.3%), es una población no pobre y no vulnerable y al mismo tiempo 3.9% de la población 110 mil 400 personas no tienen suficientes los ingresos para satisfacer sus necesidades básicas.
En Guerrero, 93 de cada 100 personas son pobres o vulnerables por alguna carencia.
El porcentaje de pobreza en Guerrero es 24.6 puntos porcentuales mayor que el porcentaje nacional (41.9%).
Esto quiere decir que en 2018, el 92.7% de la población en Guerrero estaba en situación de pobreza o de vulnerabilidad por carencias o ingresos.
¿Qué significa ser vulnerable por carencia social? Significa que la persona no cuenta con las garantías o acceso efectivo al cumplimiento de alguno de sus derechos sociales fundamentales.
El 23.7% de sus habitantes viven en rezago educativo; 13.8% carece de servicios de salud; 75.6% carecía en 2018, de acceso a la seguridad social; 58% vive en carencia por acceso a los servicios en la vivienda, mientras que 27.8% vivía en condiciones de carencia de acceso a la alimentación.
En Guerrero solo se sobrevive
Los datos disponibles muestran entonces que en Guerrero se vive en pobreza, hay miles de niñas y niños con hambre; los servicios de salud son precarios; y lo peor de todo, es que la mayoría de los indicadores sociales empeoraron entre los años 2016 y 2018 y todo esto sin considerar los altos índices de violencia e inseguridad.
El gigante del Sur, como les gusta llamarlo a los políticos de viejo cuño, es un estado en donde su pueblo no tiene otra aspiración que sobrevivir.
Sobrevivió a los cacicazgos del siglo XX, sobrevivió al despojo de sus tierras, a la tala de sus bosques, al saqueo de sus minas, a la explotación de sus trabajadores por manos externas. Está sobreviviendo a la violencia, al crimen organizado, a la inseguridad, al atraso económico, a sus políticos corruptos, a las instituciones judiciales al servicio de los poderosos, a los conflictos familiares eternos, a la indolencia, está sobreviviendo a la permisividad moral pública y privada, a la prostitución infantil, a la venta de niñas, a la pederastia, al consumo de alcohol como conducta de convivencia familiar y social.
El pueblo hará lo que sea
Guerrero está sobreviviendo a todo esto porque no puede hacer más, no tiene para dónde hacerse, es un pueblo con baja autoestima, altamente machista, ladino, insolidario con su vecino pero servil con el que tiene dinero.
En Guerrero se hace lo que sea para mantener un beneficio por muy pequeño que sea y a costa de lo que sea. No hay límites, ni una moral pública uniforme que haga explícito lo correcto e incorrecto. Todo es permisivo.
Es un pueblo que mentirá para mantener lo ganado, que traicionará, que será incongruente en lo que piensa, en lo que dice en privado, en la casa con los amigos y familiares y lo que dice y hace en público, en la esfera social y política.
Abuso histórico
Ese es el actual pueblo de Guerrero, el real, el de a pie, el que no tiene para comer, el que carece de las mínimas herramientas materiales e intelectuales para buscar una vida mejor, distinta y digna.
Es un pueblo dañado y enfermo por tanto histórico abuso, es un pueblo con el gran trauma del abandono institucional y del abuso de los poderosos, que se dedicaron a saquear sus riquezas naturales, sin dejarla ni siquiera las migajas.
Muy lejos está aquel Guerrero mítico-histórico (que tanto le gusta recordar al presidente de México), que le dio patria y libertad a México, ese Guerrero que aún priva en el imaginario colectivo de los políticos que lo utilizan como discurso de gran valía y valentía, valeroso, insumiso, ese Guerrero no existe en la actualidad.
Estos valores y principios están ausentes en la mayoría de los guerrerenses. En sus vidas cotidianas. En su lidiar día a día desde su casa para llevar el bocado a su familia. En los pescadores que no tienen otra aspiración de vida más que seguir pescando para el autoconsumo.
Valores ausentes
Están ausentes en los afromexicanos e indígenas que lidian diariamente contra la discriminación; están ausentes también en aquellos otros guerrerenses que se unieron a la delincuencia, que participan en las policías comunitarias, que siembran amapola.
Este sentido valeroso está ausente también en las mujeres a los que sus hombres maltratan, golpean, en las niñas a los que sus padres venden, en aquellas que son abusadas sexualmente cada día.
Está ausente también en los jóvenes sin futuro más que el alcohol y las drogas, esta valerosidad está ausente también en los hogares violentos.
Por eso, cuando Andrés Manuel López Obrador ganó la presidencia en 2018, con más de un millón de votos de todos los pobres y en extrema pobreza de Guerrero, significó para este estado la llegada de un gran salvador que les garantizaría una vida mejor y más digna.
Los guerrerenses creyeron que ahora sí saldrían de su pobreza histórica. Le entregaron su fe ciega y lo siguen haciendo, porque los microapoyos que les otorga a través de los programas sociales de Bienestar, si bien no son suficientes para sacarlos de su herencia de pobreza, por lo menos significan un poder comer seguro por unos cuantos días.
Por eso los guerrerenses votarán de nuevo por Morena en 2021, también por eso, el pueblo de Guerrero, no ha dicho nada, se ha quedado callado y confía en la decisión de Morena y de AMLO, de que Félix Salgado Macedonio, es el hombre indicado para dirigir al sufrido pueblo de Guerrero. No vaya ser que pierdan lo poco ganado a costa de un mejor futuro.