Es sorprendente el autismo político que viven algunos líderes priistas guerrerenses en el ejercicio del poder; engolosinados con las mieles del manjar, después de casi doce años de vivir relativamente lejos de la mesa, de la casa y de la caja grande, ni siquiera son conscientes del peligro que los acecha y que amenaza la estabilidad del grupo en el poder.
Basta solo escucharlos hablar para darse cuenta de la soberbia y prepotencia con la que explican su realidad, esto les ha provocado una especie de miopía que sí no es atendida a tiempo amenaza con dejarlos sin una perspectiva clara de nuestra entidad y del país para el futuro reciente y para ellos mismos.
Fuera de la realidad, a estas alturas ya afirman que el proceso electoral del 2018 les favorecerá, argumentando cuestiones como que el triunfo de Hillary Clinton les beneficiaría en su proyecto transexenal. Echan bajo el colchón asuntos como el de la corrupción y el fracaso de las reformas como la energética y la económica, así como la forma en que estas afectan la decisión electoral de los no politizados que escapan al control del mecanizado voto duro. En fin, allá ellos y su escenario triunfalista pero en el contexto local hay focos rojos que deben ser atendidos de inmediato.
Poco quieren hablar de lo local, prefieren lo más cómodo, la teorización sobre lo aparentemente distante e ignorar los evento que los tiene enfrascados en una lucha de poder interna que hace peligrar no sólo el proyecto estatal, sino también el nacional que encabeza el secretario de Gobernación, que en teoría, busca la pacificación de Guerrero para obtener los créditos suficiente para la obtención de la candidatura a la presidencia de la república. Y ahí radica el peligro.
A los que aquí nos tocó vivir, poco nos importa quién nos traiga la solución a nuestros problemas de violencia y gobernabilidad. Los guerrerenses desean comprar paz al precio que sea y a quien la venda. En esta coyuntura, Guerrero vuelve a ser involuntariamente el laboratorio social para lo que viene en el futuro del país. El fracaso del proyecto más visible de pacificación que nos llega desde el centro, abriría las puertas a otros grupos priistas hasta hoy, lejanos de los grandes electores, para imponer candidatos a dirigir la nación en los próximos años.
Por eso resulta peligrosa la propuesta para Guerrero provenientes de la Secretaría de Gobernación, en manos de Chong, porque no faltará entre sus adversarios quien quiera torpedear el barco que ya salió de Acapulco sin importar que nos pase a chingar a nosotros.
En el escenario local, este juego ya fue echado a andar y sus primeras acciones son la serie de rumores bien orquestado por un hábil guionista que conoce la trama del poder y sus alcantarillas y que tiene como objetivo la desestabilización del gobierno de Héctor Astudillo Flores y buscar un apetitoso y largo interinato; y para el segundo, mediante el desprestigio o lo que esté a su alcance, facilitar el allanamiento al poder por los priísta en la próxima elección.
Los cuerpos de inteligencia ya tendrán información al respecto sobre los autores de este libreto y el cuerpo actoral de este siniestro montaje. Por ello, resulta extraño el comportamiento de algunos miembros destacados del tricolor que entretenidos en roer “el hueso” no estén atentos a que los otros, acostumbrados al juego en la oscuridad, ya preparan el festín del poder bajo la lógica macabra del quítate tú para ponerme yo.
Podríamos decir que Guerrero ya no está para este tipo de experimentos para beneficio de gente y grupos incapaces de convencer a la ciudadanía para que los lleve al poder, pero la realidad es otra y está supeditada al dinero y a la corrupción. Dios nos coja confesados.