PRIMERA PARTE
Acapulco, Guerrero.- Lucía Carrillo Ovalles es el nombre más stalkeado en las últimas semanas en Guerrero, desde que se visibilizó en redes sociales que la esposa de Pablo Amílcar Sandoval, uno de los punteros para ser candidato de Morena a gobernador, había sido panista.
En entrevista con Bajo Palabra habla sobre este tema, así como de su experticia en políticas de equidad de género, su participación activa en este proceso interno y sus tareas de mamá.
Lucía se define como abogada, feminista, pata de perro, tía consentidora y mamá apapachadora, pero todas estas facetas las ha realizado en diferentes momentos de su vida, ahora nos cuenta que es una feminista en construcción, le pregunto qué significa esto.
“Ser feminista, ha sido como un descubrimiento y es que estoy en eso todavía, es un repensar, un cambiar, ideas, definiciones, tomar posiciones. Me defino más como feminista en construcción”.
Vestida de manera sencilla, con un overol corto floreado, pelo recogido, sin maquillaje, con sandalias, llega puntual a la cita. Pedimos un té helado de manzanilla mientras empezamos la entrevista. Ríe cuando le pregunto si ser tía primero le permitió ser una mamá mejor preparada: “no, para nada, tú sabes que es difícil, yo solo era la tía consentidora. Es mi única sobrina por parte de mi hermana menor y cuando nacieron de parte de Pablo Amílcar, tenemos ahora cuatro sobrinas. Somos una familia de muchas mujeres”.
Las leyendas negras
Hay varias leyendas sobre el matrimonio Sandoval-Carrillo, primero se dijo que Pablo no era de Guerrero, que era muy serio, que tenía una relación distante con su abuelo don Pablo Sandoval Cruz y su padre Pablo Sandoval Ramírez, ahora que su esposa tampoco es del estado y además expanista.
-¿Cuéntanos cómo conociste a Pablo Amílcar, cómo se dio la relación, tú que vienes de una formación de derecha, con un hombre formado en la izquierda?
“La coincidencia fue repudiar el régimen del PRI”, afirma.
Dice que a la gente le parece muy extraño que ella siendo panista se haya casado con Pablo siendo de izquierda, pero Lucía asegura que entre Pablo y ella nunca hubo esa diferencia, riendo a carcajadas, confiesa que desde que conocieron a sus respectivas familias fueron muy bien acogidos por ambas.
“Somos mejores amigos de toda la vida, nunca ha habido un tema, ni para él, ni para mí, respecto a este asunto; sé que a mucha gente le causa sorpresa pero para nosotros no ha sido tema, hay una relación de absoluto respeto y de admiración”.
“Amílcar me conoció ya siendo abogada y estudiando en el extranjero, haciendo cosas, con una trayectoria propia, entonces es un hombre que tiene una formación feminista por su madre, respetó mi identidad, mis gustos, mi trayectoria, mi libertad y así nos hemos mantenido hasta ahora”, refiere.
Un tema machista
-¿Crees que esta campaña en tu contra por tu antecedente en el PAN es porque Pablo Amílcar se perfila para ser gobernador?
“Sí, absolutamente, pero eso es un tema bien machista, porque soy una mujer con una trayectoria propia en primer lugar, la esposa de, sí soy su compañera de vida y esperamos que así sea por muchos años, pero no soy la esposa de, soy Lucía Carrillo, soy abogada, tengo una especialidad en política pública en España, tengo una maestría”.
“En segundo lugar, me parece que tratando de golpear en eso, me dan la oportunidad de compartir, como hoy lo hago contigo, que Amílcar es el único hombre, de los muchos que están ahorita que se dicen podrían ser el candidato de Morena a gobernador, que sí tiene muy claro que las mujeres tenemos que estar en igualdad, que las mujeres podemos hacer una trayectoria propia, que hoy tenemos la voz en los temas de género”.
“Entonces eso de querer meterle el pie al decir ‘de dónde viene’, nos ha dado esta doble oportunidad, primero de develar el machismo que todavía hay con la frese la esposa de, y decir que para nosotros no es tema”.
Lucía Carrillo asegura que Pablo Amílcar no se está colgando del tema de equidad de género, sino que al contrario, “es un tema que cuando estuvo en el Congreso metió la iniciativa de violencia política, cuando estuvo en la Delegación, la mayoría de sus colaboradoras fueron mujeres.
Señala que esos ataques también ha permitido que se vea quien simula y quién es real, porque hay muchos aspirantes que no está claro si realmente están a favor de la paridad o no, si están a favor de tener un gabinete paritario, de destinar un presupuesto con perspectiva de género, solo él. Entonces en vez de meternos el pie, nos ha permito mostrar estas cosas”.
“Tengo a Guerrero muy de cerca”
-Así como dices que la gente puede sorprenderse por las diferentes formaciones, otra sorpresa pudiera ser que no eres de Guerrero, ¿desde cuándo estás acá, con qué te identificas más, en dónde te reconoces?
“Fíjate que en mi caso, a pesar de tener una formación de derecha, mi mamá siempre me hablaba de Lucio, de Genaro, y cuando conocí a Amílcar también me contaba evidentemente de su padre, de su mamá, de su familia.
“Desde hace seis años he tenido una presencia constante en Guerrero, lo acompañé durante toda su campaña de 2015. Tengo a Guerrero muy de cerca”.
Emocionada recuerda que esa sí fue una campaña de las de a pie, “pues no teníamos recursos, era otra cuestión, de hecho yo me traje mi coche, su hermana nos prestó otro vehículo y con en eso hicimos la campaña, lo acompañé por todo el estado”.
“Posteriormente, al poquito tiempo nos casamos y luego nació mi hijo Pablo, nace prematuro por lo que yo me quedé en Ciudad de México para atenderlo y además, él queda después como presidente del partido y no recibía recurso ni remuneración y pues teníamos un hijo recién nacido, yo seguí trabajando, de ahí iba saliendo, aportaba, fue una época bonita a pesar de las carencias. Pablo como presidente del partido, dándole vuelta a todo el estado y yo con un bebé recién nacido, sin ingresos, era muy complicado”, recuerda.
“A pesar de que decidí quedarme en la Ciudad de México nunca dejé de venir a Guerrero, y luego me embaracé de Martín, entonces venía con Pablo chiquito, con la panza y le seguía ayudando. Finalmente hace año y medio, ya cuando las condiciones eran mejor para la familia, decidí venirme pero yo me siento muy identificada, me han tratado muy bien, creo que ya tengo buenas amistades aquí, me encanta vivir en Acapulco”.
“Me gusta el calor, soy 100% de mar, dije que un día iba a vivir en Acapulco y mira se me cumplió, vivo en el mar, mis hijos están felices, yo estoy feliz”, dice emocionada.
¿Serio o reflexivo?
Lucía comenta que ahora que acompaña a Pablo Amílcar a las reuniones, se ha dado cuenta que Pablo se queda más tiempo de lo programado, que escucha a la gente aunque también admite que se ha dicho que Pablo Amílcar es muy serio, le pregunto ¿cómo lo ves en estas reuniones, si crees que es muy serio o es mala fama?
Sonríe, “creo que ser serio no es malo pero Pablo Amílcar más que serio es muy reflexivo”.
“Es una persona que tiene un pensamiento muy crítico, muy profundo, en realidad pienso que su personalidad va a eso, a la reflexión, pero cuando las personas lo conocen de cerca se dan cuenta que es muy sencillo. Que es buen conversador y para nada es serio como límite, sino que es parte de su personalidad”.
-Hay una leyenda negra que dice que Pablo Amílcar no tenía muy buena relación con su abuelo ni con su padre, que eran más bien distantes, ¿qué opinas?, le pregunto a Lucía.
“Ummm, me gustaría más bien que Pablo lo dijera, pero si hay una persona respetada, venerada en la familia es su padre, yo creo que fueron muy cercanos, muy queridos, y hemos platicado mucho de eso, le pregunto cómo era tu papá, qué te decía?”
“Entonces absolutamente no, en nuestra casa tenemos muy presente, mis hijos saben quién es papá Pablo, absolutamente. Su abuelo, pues su abuelo también es una gran referencia.
“Pablo me cuenta siempre muchísimas historias de su abuelo y su abuela, porque su abuela también era una señora muy inteligente, era maestra también, muy culta, le encantaba viajar, juntaban su dinerito y se iban a viajar por el mundo. Pablo tiene muy cercano y presente su vida y su desarrollo a través de muchos veranos que estuvo viviendo con su abuelo porque su mamá también cuando estaba tomando algún curso y demás, él estaba con sus abuelos, pasando la temporada”.
“Vengo a ofrecer mi corazón”
-¿Qué podría aportarle Lucía Carrillo a Guerrero?
Toma un sorbo de su té de manzanilla, lo levanta, lo pone de nuevo sobre la mesa, me mira pensativa y al fin contesta: “que bonita pregunta, pero bueno a ver qué pienso.
Me acordé de la canción “yo vengo a ofrecer mi corazón”, no sé cuánto tenga que ofrecer pero sí vengo a ofrecer mi corazón, les digo a las compañeras de manera muy humilde que vengo a sumarme, a ser una más, a trabajar hombro a hombro, codo a codo, a ofrecer mi persona, todo lo que soy, lo que he estudiado, lo que he hecho, las vivencias personales, me gustaría ponerlas al servicio”.
-¿Cuéntanos cómo es un día de mamá, qué haces?
“Es el trabajo más difícil de todos, es donde más me canso, más me reta para pensar. Pues ahorita con el tema de la pandemia, al más grande lo conectamos a su clasecita de segundo de kinder en línea, va a cumplir 5 años el próximo mes. Con el más chiquito estoy trabajando con una maestra que le da estimulación en la casa, dos veces por semana. Después de eso, nos quedamos un rato de descanso, preparamos desayuno, nos bañamos y después busco que tengan actividades físicas, intelectuales, he hablado con algunas mamás y nos estamos organizando para que reciban apoyo presencial y que sigan, pues están en un momento muy bonito de aprender a leer”.
“Soy una mamá muy consentidora, apapachadora, pero dentro de esta vida un poco caótica que tenemos, trato de que tengan una rutina, son unos hijos muy amados, que sientan que son lo más importante de nuestra vida”.
Luego dice que en el inter chatea con su esposo, le pregunta a qué hora va a llegar, “la mayoría de las veces me dice que me tome un café, porque llega tarde, llega en las noches y platicamos, nos dan la uno o tres de la mañana platicando, viendo pendientes, pero ahora que me he involucrado más, la parte más gozosa es cuando le digo: ‘tengo una reunión ya me voy, te dejo a los niños, los bañas por favor’, él se involucra en esa parte, los dos compartimos las responsabilidades, aunque por la dinámica y compromisos que trae no le permite todo pero sí, en la medida de lo que puede está muy al pendiente”.
“Entonces está validando esto que por mucho tiempo no se quería reconocer, que el trabajo en la casa es un trabajo fundamental, que la crianza es un trabajo que no solo es apapacho, que implica el cuidado y demás. Él también está ahí metido en esa parte, teniendo un descubrimiento más amplio. Es un papá muy cariñoso y responsable pero ahora también está dándole más tiempo al cuidado de los hijos y eso me parece maravilloso”. LEE LA SEGUNDA PARTE: Las mujeres estamos en el discurso pero no en la práctica.