Al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong le gusta el circo, pero ¿a qué chino no? Ayer en la visita a Iguala, Guerrero, donde policías municipales y criminales desaparecieron a 43 estudiantes de Ayotzinapa el año pasado, pidió que le crearan un escenario en el que pudiera caminar entre las señoras acarreadas como si fuera uno de esos merolicos que estafan a imbéciles con el cuento de la motivación personal. Ya es su costumbre, es su estilo, dicen.
Osorio fue la estrella de un espectáculo naco de la política, donde el gobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, fue sólo el pelele (muñeco de figura humana hecho de paja o de trozos de tela, que se saca a la calle en carnaval para quemarlo o mantearlo. RAE), un triste patiño que no existe sin el cómico de planta, algo así como los Viruta y Capulina de la política.
Chong vino a reforzar a su amigo patiño que no puede con la gubernatura. Según él, vino a mandar el mensaje de que Astudillo tiene todo el respaldo de la federación, pero también vino a decir (subliminalmente) que Astudillo es un inútil, dijo: Astudillo Flores no luchó tantos años para ser elegido gobernador “para ahora desperdiciar el tiempo”. Es decir, existe en la cabeza de Chong la idea de que Astudillo desperdicia el tiempo, de que no está dando resultados. Si no, ¿qué caso tendría esa frase?
Acto de corrupción de la realidad, de simulación donde todos saben que nada de lo que está pasando es real pero lo aceptan y celebran como si en verdad estuviese ocurriendo. El espectáculo no existiría sin un público que, obligado o no, le da razón de ser. El gobierno de Astudillo se esmeró en acarrear a tres mil señoras que reciben programas sociales. El acarreo de personas es un acto contra la propia dignidad humana, es una acción de uso en animales de corral. El gobierno federal, estatal y la ONU se beneficiaron de ese mecanismo vil para garantizar la asistencia de tres mil señoras al Polideportivo Ambrosio Figueroa, de Iguala, para que fueran espectadoras de la firma del convenio entre la Secretaría de Desarrollo Social federal y la ONU-Mujeres México para la equidad e igualdad de género y la erradicación de la violencia; para que el Osorio Chong tuviese público; mayor descaro y vileza no es posible.
Federales alimentan sitios de nota roja
La normalidad de Guerrero es la violencia, hija de la simulación del gobierno y de la impunidad. La violencia que no puede controlar Héctor Astudillo en Guerrero, la quieren meter abajo del petate. Por eso ya no quieren que los medios de comunicación hablen de la violencia, pero para que algo así ocurra en Guerrero, ya no debe haber crímenes.
Ni el gobernador de Guerrero, ni el alcalde de Acapulco quieren que se difundan avisos de asesinatos, entonces creen que los periódicos son responsables de la mala imagen de estos lugares, estigmatizan a los medios en general, pero lo hacen por ignorancia más que por mala fe. Sin saber distinguir, creen que un bloguero o un feisbuquero que se dedica a subir fotos de asesinados y tragedias, sin el más mínimo escrúpulo, es un periodista, y que su perfil de facebook, donde escribe con las más aberrantes faltas de ortografía, es un medio de información, algo realmente para idiotas.
Pero la cosa no acaba ahí, para que un bloguero o feisbuquero tenga a su disposición la más fresca información de los crímenes se requiere que alguien se la envié. Es por todos sabido que esos portales no gastan en infraestructura física, ni cuentan con recursos humanos, son sitios administrados por una o dos personas que roban la información que producen los medios grandes que cuentan con reporteros profesionales. Entonces, ante la incapacidad de producir sus propios productos noticiosos recurren a todo tipo de artimañas para alimentar su sitio.
Uno de estos recursos son las mismas autoridades estatales o federales. Los fotógrafos de nota roja saben que los policías federales son los primeros que llegan al lugar del crimen o accidente, y lo que hacen es tomar las mejores gráficas de los crímenes, mientras tratan de impedir que los fotógrafos de los medios tomen imágenes.
Cualquiera puede pensar que los policías federales toman fotos para incluirlas en su reporte oficial, pero esa idea está alejada de la realidad. Las imágenes que los policías capturan, sirven para alimentar sitos de nota roja con los que tienen algún tipo de acuerdo; otras veces, estos policías venden las imágenes a esos sitios web. Las imágenes de asesinados que toman los federales y que venden o envían a sitios particulares, son el origen de toda la mala propaganda sobre Acapulco que inunda las redes sociales y la propia web. Así que si a alguien deben reclamarle el gobernador y el alcalde de Acapulco, es a esos policías federales.
Cuando la policía federal y otros cuerpos policiacos dejen de alimentar a sitios que lucran con las imágenes de violencia en Acapulco, en ese momento comenzará a bajar la mala percepción porque los usuarios de redes no tendrán nada que compartir.
Entonces, si la Policía Federal difunde las imágenes de crímenes que tienen mal calificado a Acapulco, y allá por Iguala Osorio Chong dice que el gobierno federal “no se va”, y que ante la incapacidad de un gobernador va “a proteger cada uno de los rincones de este gran estado de Guerrero”, pero mientras tanto no hay resultados ni investigación sobre la ex regidora Esther Orea Vargas “ejecutada” en Iguala de dos balazos por hombres armados que iban a bordo de una motocicleta, ni tampoco del ex alcalde de Cualac, Rolando Sánchez Sosa, cuyo cadáver fue hallado en un vado de la comunidad de El Paraíso Escondido, de Tlapa de Comonfort, Guerrero, entonces ¿cómo diablos van a proteger cada uno de los rincones de este gran estado de Guerrero?.
LA CONTRA
El secretario de Finanzas del gobierno de Guerrero, Héctor Apreza, acaba de anunciar que habrá recortes en la burocracia estatal que no es sindicalizada porque no hay dinero para sustentarla y porque dice que heredaron una burocracia obesa, si esto es cierto, entonces choca con la nueva burocracia creada con el nombre de Unidades de Equidad de Género en las dependencias del gobierno del estado, o ¿acaso esas unidades de equidad sólo son parte de la política de simulación que distingue el gobierno de Astudillo?. Ahí queda para la otra.