Aunque te hayas bebido un café, el ver a una persona cercana bostezar, activa una serie de mecanismos que nos hace repetir el bostezo de forma inconsciente. El simple hecho de ver o escuchar, inclusive leer sobre esta acción puede desencadenar un “bostezo reflejo”.
Los médicos y especialistas continúan sin comprender el porqué del bostezo repetido, ni su utilidad a pesar de todas las investigaciones que se han hecho respecto al tema. En el transcurso de esas investigaciones, se han descubierto algunos hechos muy curiosos y sorprendentes.
Algunos perros, por ejemplo, repiten el comportamiento si están fuertemente vinculados a la persona que bosteza.
Los niños experimentan sus primeros bostezos reflejos a los 4 años de edad aproximadamente, cuando empiezan a comprender las emociones.
Esto se conoce como “bostezo contagioso”, y aunque los científicos no saben realmente por qué ocurre, hay muchas hipótesis que hoy en día se están estudiando. Si vemos algunas de las más importantes, podemos comenzar por dos hipótesis fisiológicas, antes de pasar a la hipótesis psicológica.
La primera dice que el bostezo contagioso es provocado por un estímulo específico y un bostezo inicial. Se le conoce como “pauta fija de acción”. Si consideramos que esta pauta es un reflejo, el bostezo de alguien será como tu bostezo, actuando con un efecto dominó. El bostezo de una persona que esté cerca de otra que note el bostezo, bostezará.
La segunda se conoce como el “efecto inconsciente” o el “efecto camaleón”, y consiste en la acción de imitar el comportamiento de otra persona sin darte cuenta o sin saberlo. Es un acto sutil e involuntario de imitación. Si estás sentado enfrente de alguien que cruza sus piernas, probablemente también las cruces.
En la hipótesis psicológica, incluye el bostezo de empatía. La empatía es la habilidad de entender lo que alguien está sintiendo y de hacernos parte de ese sentimiento, una habilidad clave en animales sociales como nosotros.
Los neurocientíficos descubrieron que un subconjunto de neuronas espejo nos permiten empatizar con los sentimientos de otras personas a un nivel más profundo.