Guerrero. Opinión– Los aspirantes a candidato a gobernador por Morena de Guerrero, se fueron a reunir con Mario Delgado a la ciudad de México. Fueron más de diez, pero solo tres tenían razón para estar ahí, los demás son solo unos cínicos que buscan las sobras de lo que quede del proceso selectivo, no representan nada bueno como para que el CEN de ese partido los premie.
No son nada, nunca serán nada, pero esta pedacera de aspirantes que solo se anotan para que le regalen otro cargo de elección popular, complicará todo para que Morena designe un candidato de unidad. La búsqueda de la unidad en una competencia política es la farsa, el señuelo que se usa para dilatar lo inevitable y para negociar cualquier cosa. Es la unidad de papel que aparece en la portada de un pasquín.
Por ejemplo: qué diablos tiene que hacer un Arturo Martínez Núñez entre los aspirantes. ¿Qué ciudadanos lo respaldan, qué liderazgos tiene? Llegó a diputado por las mañas de su finado tío. Este diputado local es tan antipático, egoísta y egocéntrico que es un milagro que no lo hubiesen apedreado. Es de esas personas que no hacen nada por nadie, así que su inútil presencia entre los aspirantes solo corresponde a su vulgar ambición.
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Martínez Núñez, viene de una larga cadena de sinvergüenzas, comenzado por su padre quien fue acusado de robarle a la guerrerilla, nunca se aclaró ese hecho, luego, gobierno tras gobierno, hicieron negocios con recursos públicos. Con René Juárez les fue muy bien. La última fechoría fue pretender quitarle un terreno a una pareja de ancianos en Acapulco. Por ahí están las fotos de los espectaculares donde se le exhibe.
Hay que ser muy sinvergüenza y muy cínico para que con todo ese historial aun pretenda buscar otro cargo de elección popular. Seguramente piensa que si se anota le van a dar una diputación federal o algo más. Quién sabe, en Morena son tan pendejos que posiblemente lo hagan.
La política mexicana premia siempre al sinvergüenza, sino, como se explica la presencia de la corrupta exsíndica de Acapulco, Teófila Plateros como diputada local de Morena, y el corrupto Zeferino Gómez que utiliza los recursos del Congreso local para hacerse promoción porque, al igual que otros, no quieren pagar de su bolsillo la publicidad que necesitan.
Bueno, así como Arturo Martínez hay más que no tienen nada qué hacer entre los aspirantes a gobernador. Es el caso del corruptazo, Marcial Rodríguez, un personaje siniestro que no quiere transparentar el dinero de las prerrogativas de Morena. Es ocioso hablar de su largo historial de sinvergüenzadas, pero ahí está entre los aspirantes, aunque nadie lo ve con buenos ojos. ¿Qué diablos busca Marcial? Bueno, él ya se ve de diputado federal también. Este hombrecillo es igual o peor que el tal diputado Cayetano de Chilpancingo. Son de esos perros que muerden la mano que les da de comer.
¿Quién más está?, bueno, el señor Helguera, pero en su caso sería usar violencia innecesaria, como en el caso del señor Félix, que ojalá pueda salir bien librado de esa acusación. Otros que suman cero a Morena son el exalcalde de Acapulco, Alberto López Rosas, un personaje antipático que tampoco nunca hace nada gratuito por nadie, y el también exalcalde, Luis Walton, quien se dice apoyadísimo por Marcelo Ebrard. Luis Walton no se da cuenta, o no quiere darse cuenta de su propia realidad.
En fin, todos estos son solo lastre corrupto para Morena y el proyecto de nación de López Obrador. Ninguno pasa la más mínima evaluación de honestidad. Ninguno representa nada que no sean sus propios intereses, sus ganas de seguir viviendo del erario público, explotando los cargos.
Decantada esa lista infame de aspirantes, solo quedarían tres con alguna posibilidad de competir: La alcaldesa de Acapulco, Adela Román, el exdelegado de AMLO en Guerrero, Pablo Amílcar Sandoval Ballesteros y el super maltratado Félix Salgado, que, en buen plan, no debería estar en la competencia. Destaca que en la reunión de este día , el senador ya no asistió. Eso fue sensato.
Entonces, el CEN de Morena no tiene nada qué hablar con esa pedacera de suedoaspirantes como Marcial, Arturo, López Rosas, Helguera, etc., etc., non son nada, nunca fueron nada, ni representan a nadie ni a nada, en cualquier momento pueden irse a cualquier partido y nadie los extrañaría, ni en su casa.
Quedan pues en la competencia Pablo Amílcar y Adela Román. Ahora bien, la única razón por la cual la alcaldesa de Acapulco no podrá ser candidata de Morena, aunque se decida por género, es la corrupción. Incluso, no debería abandonar el gobierno municipal para irse a la ciudad de México a hacer política electoral.
Pero más allá de esto, la alcaldesa que quiere que le den una candidatura por género, no por logros, dejó que sus hermanos se agandallaran con el gobierno de Acapulco. Eso incluye a la que está en el DIF, quien pretende ser diputada federal o local, pero hace campaña con recursos públicos, con las despensas y demás cosas que anda regalando. Los otros se avorazaron con la obra pública.
Pero aún hay más, Adela Román va enfrentar una serie de demandas de todo tipo en los meses que vienen, se supone que va a negociar protección, el caso es que ni siquiera al cargo de magistrada va a poder regresar. Los que le calientan la cabeza ya deberían decirle que no será candidata, se pasaron de lanza con Acapulco y tarde o temprano se pagan las consecuencias. ¿Qué pretende entonces Adela? ¿Acaso no es consciente de lo que han hecho en el gobierno de Acapulco? Es un tonto el que cree que el poder dura mucho, Es lo más pasajero que hay, por eso el tiempo en el gobierno se aprovecha para tratar bien a la gente, hacer amigos, no abusarse, buscar ser querido, para que cuando se acaba el cargo nadie te odie. Pero han hecho todo lo contrario.