Morelos.- Francisco Toledo Díaz, hijo de Nicolás Toledo, mexicano asesinado el pasado lunes en un desfile por el Día de la Independencia de los Estados Unidos, en Chicago, aseguró que ni él ni su familia le desea el mal al presunto tirador.
Entrevistado en su casa del poblado de Tlatenchi, en Jojutla, Morelos, Francisco Toledo le pidió al presunto asesino arrepentirse para encontrar la misericordia de Dios.
“Tal vez no me entiendan ustedes, ¿no? Nosotros tenemos una creencia y creemos en un Dios vivo y créame que, si yo lo tuviera enfrente, yo lo que le diría a este hombre es que se arrepintiera, que le pidiera perdón de todo para que también él alcanzara la misericordia de Dios, es lo que le diría.
“No le deseo ningún mal, porque yo sé que no ha sido personal sobre de él, sino que hay una fuerza maligna dentro de él que lo motiva a hacer estas cosas. Una persona que está bien, no lo hace, y no siento coraje contra él, aunque me ha quitado lo que me ha enseñado a mí a trabajar”, expresó.
Durante el desfile celebrado este lunes en Chicago, Illinois, por el Día de la Independencia de los Estados Unidos, un joven disparó contra varios asistentes al evento, matando a seis personas, entre ellas Nicolás Toledo, e hiriendo a 19 personas más.
Según su hijo Francisco, Nicolás era residente legal de ese País e iba y venía para visitar a su familia.
Nicolás llevaba dos meses de visita con su familia cuando ocurrieron los hechos.
Su hijo narró cómo fue el momento en que se enteró.
“Lo que me sorprende a mí, que yo estaba trabajando y me habla mi hermano en el momento que pasa, no sé si él no se dio cuenta que estaba herido, un rozón en la mano y otro, al parecer, en el tobillo. En ese momento que pasa me habla y nada más me da así la noticia, me dice: acaba de pasar una tragedia, mataron a mi papá, pero yo no sabía cómo ni dónde, y me cuelga, o sea, nada más en el momento que pasa se acuerda de mí y me marca, ya después me empezaron a marcar y me dijeron cómo fue todo”, contó.
De oficio campesino, Nicolás Toledo nació en el poblado de Nexpa, en Tlaquiltenango, Morelos, y, debido a la falta de oportunidades en México, se fue en 1985 a Estados Unidos, donde se hizo residente legal.
Para sus ocho hijos, fue un hombre duro, pero siempre les enseñó a trabajar.
“Mi padre, a pesar de que éramos muchísimos, y él era campesino, éramos de bajos recursos, nunca nos dejó sin comer. En este tiempo de aguas vivíamos en el campo, en el cerro con tres familias y sembrábamos y él tenía maíz y frijol para todo el año, vendía sus animalitos para que comiéramos y nos enseñó a trabajar, fue duro con nosotros, pero le agradezco, porque si no hubiera sido por eso, nosotros no hubiéramos sido de bien, ¿no? Que trabajáramos con nuestras manos por la comida”, dijo.
En el tiroteo, tres miembros más de su familia resultaron heridos, afortunadamente todos se encuentran fuera de peligro.
“La familia, cuando yo estuve allá, estuve más de 20 años, y ya ve que va uno que a distraerse, después de mucho trabajo dan ganas de salir, ir al desfile y nosotros íbamos también, aquí, pues, la familia ahí estuvo, estuvieron mis nietas, también, estuvieron mis hermanos con él, estaba toda la familia, podríamos decir, en ese lugar, por eso hubo otros tres lesionados de la familia, podríamos decir, no de gravedad, pero sí”, expresó.
Y aunque la familia ya ha perdonado al asesino de Nicolás, esperan que las autoridades de Estados Unidos hagan justicia.
Los restos de Nicolás serán repatriados a México para ser sepultados en el panteón de Nexpa, su pueblo natal.